Monday, February 14, 2011

LA CARTA DE DESPEDIDA

No te lamentes por lo que ha pasado, ni tu ni nadie hubiese podido hacer nada para evitarlo, la decisión estaba tomada, tarde o temprano tenia que ocurrir, aunque esta vez no fui yo quien eligió este camino, finalmente encontré lo que tanto ansiaba encontrar.

Ódiame por lo que he hecho, soy una cobarde, perdí mi guerra, perdí mi esperanza, la ilusión y perdí mi alma.

Nunca he estado segura de lo que quería, incluso cuando el cuchillo ya había rozado mi piel pensé en echarme atrás, pero el sufrimiento me pudo al recordar todo lo que había pasado , y decidí dejar que la sangre siguiera su curso. Estuve consciente los primeros minutos, minutos en los que pude contemplar como la sangre circulaba por mi brazo, me sentía vacía, pero al mismo tiempo relajada. En cuanto mis ojos se cerraran, todo habría acabado, mi vida habría acabado, habría llegado el fin de mi tortura.

Estuviste en mi mente hasta el último segundo de mi vida, y no dudes en que desde aquí arriba, cuidaré de ti con todas mis fuerzas. No quiero que cometas el mismo error que yo, no dejes que la impotencia te venza y lucha por tu vida.

Lo sé, suena raro que sea yo la que te diga estas cosas, yo, la cobarde, la que se dejó vencer...Pero tu ya sabías que mi esperanza era poca, que mi alma ya había muerto hace tiempo y que no era más que un cuerpo andante sin rumbo. No sé si he hecho bien, ahora no siento nada, no siento alegría ni siento dolor, no siento odio ni siento amor, sin embargo, me siento más viva que nunca.

Sólo quiero que sepas, y con eso me despido, que mientras estuve allí, allí abajo, nunca dejé de quererte.

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